Alfredo De La Fé y Eddie Palmieri.
Alfredo De La Fé y Eddie Palmieri.
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"Se fue mi maestro, mi mentor": La despedida de Alfredo De la Fé a Eddie Palmieri

"Fue Eddie quien me convirtió en el primer violinista solista en la salsa", agregó.

El violinista Alfredo De La Fé le dedicó una conmovedora carta de despedida a Eddie Palmieri, uno de los máximos compositores en el mundo de salsa, que murió este miércoles a sus 88 años de edad. 

Palmieri había nacido en Nueva York el 15 de diciembre de 1936. Fue pianista y fundador de bandas como La Perfecta, Harlem River Drive, La Perfecta II. Fue considerado uno de los pioneros de la salsa y fue reconocido al recibir tres premios Grammy en los años 1979, 1983 y 1985. 

Además de la carta, De la Fé le dedicó un sentido video en sus redes sociales.

Esta es la carta textual que escribió el violinista:

Eddie Palmieri ya no camina entre nosotros.
Se fue en silencio, aunque lo dudo… porque el silencio nunca fue su lenguaje.
Lo más seguro es que partió tocando un montuno endiablado, subido en un trono de cuerdas, metales y tambores, mientras los ángeles del Caribe bailaban guaguancó a su paso.

Se fue mi maestro.
Mi mentor.
El hombre que no solo me abrió las puertas de la historia: me inventó un lugar dentro de ella.
Fue Eddie quien me convirtió en el primer violinista solista en la salsa.
En un mundo donde el violín era un susurro escondido entre trompetas, él me dio voz, alas, identidad.
Me puso al frente. Me dijo: “toca, que tú tienes fuego”.

Estuve con él en la primera producción suya que ganó un Grammy.
Pero el verdadero premio fue aprender a su lado.
Ver cómo hablaba con los instrumentos.
Cómo exigía perfección con la mirada.
Cómo rompía las leyes de la armonía sin pedirle permiso a nadie.
Era un revolucionario con alma de chamán.

Eddie no componía canciones.
Eddie invocaba espíritus.
Cada nota suya venía con sudor, con calle, con filosofía.
Era un científico del ritmo, un poeta rumbero, un profeta afrolatino.
El piano era su altar, y nosotros, sus discípulos.

Hoy, la música está de luto.
Pero no hay tristeza:
hay gratitud, hay memoria viva, hay tambor resonando en el pecho.

Porque cada vez que alguien se atreve a romper moldes,
cada vez que un joven se atreve a soñar con su instrumento como una espada,
cada vez que un ritmo afrocaribeño sacude el alma del mundo…
Eddie Palmieri sigue aquí.

Yo lo llevaré conmigo en cada nota.
Porque su fuego vive en mi arco, en mi violín, en mi historia.

Gracias por tu luz, maestro eterno.
La salsa no volverá a ser la misma sin ti.
Y yo, tampoco.

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